8. Gastronomía
La cocina de Gavilanes goza de las mismas características de su comarca.
Es, si se quiere, humilde y sencilla, pero suficiente para cubrir las
necesidades y, por lo mismo, apetitosa y nutritiva.
Recuerdo en mi niñez el «menú» invariable y repetitivo
durante todos los días del año, excepto fiestas, en casa de mi
abuelo: con las primeras luces, tía Manuela ya andaba trajinando en la
cocina entre pucheros y sartenes. Para esa hora ya había puesto sobre la
mesa una humeante cazuela de rojo barro de Sartajada, rebosante de patatas a la
cachuela, donde amo, gañanes y criados metían todos la cuchara,
sin remilgos de clases sociales y en comandita todos ellos. A veces se
sustituía por unas sopas de ajo, y más raramente por migas. Lo
que sí era insustituible era la comida del mediodía.
Consistía, sin excepción alguna, en «el puchero»,
cocido de garbanzos de la tierra. Y esto era el consumo diario en todas las
casas, ya fueran pobres o ricas. Y tan obligatoria era esta costumbre, que
cualquier día, y a eso de las doce horas, se podía ver a muchas
mujeres por los caminos con una cesta de mimbre tapada con un paño,
caminar apresuradamente a llevar a sus hombres que en el campo trabajaban, el
sabroso y nutricio cocido. A media tarde se solía tomar «la
meriendilla»; consistía tal en rebanadas de pan acompañadas
de chorizo, jamón y las más de las veces de simple tocino. La
cena era un poco más variada; se alternaban las carillas con costillas
de cerdo, judías blancas o patatas rehogadas en sartén,
acompañadas y regadas todas ellas por la única bebida que se
conocía, el rico vinillo de nuestra tierra.
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Si nos remitimos al resto de la tradición culinaria, habremos de
destacar como platos típicos los siguientes:
- El cuchifrito, carne de
cabrito cocido en caldereta.
- Sopa de cachuela o de tomate,
ya fueran condimentadas con resto de matanza o con el
fruto de la tomatera.
- Asadurilla, frito de
asadura de cerdo o cabrito rehogada con especias, orégano, cebolla y
pimientos.
- Somarro, carne de cerdo
a las brasas.
- Salmorejo, ejecutado
con hígado de cerdo y especias.
- Burrajo, frito del
relleno de morcilla.
- Sofrito, hecho a la
sartén con tomate, pimiento, ajo y cebolla.
- Rin-ran, gazpacho que
se servía en cazuela de barro a base de pimientos, cebolla,
pimentón, ajo y trozos de pan duro disuelto en agua y vinagre; era
almuerzo obligatorio de los segadores, quienes hacían una pausa a las
doce para degustarlo como refresco.
- Sopa de ajo con
torreznos y huevo escalfado.
- Patatas guisadas: se
hacen en sartén con pimiento, cebollas, pimentón y ajo, a fuego
de leña muy lento.
- Carillas, en puchero y
rehogadas con oreja de cerdo y morcilla.
- Migas, con trozos de pan atrasado humedecidos
en agua y fritos con aceite, ajos y pimentón; se le añaden
torreznos y chorizo.
- Ensalada de patatas: se
asan patatas pequeñas sin pelar en el rescoldo, cubiertas de ceniza; se
trocean a cachuelo en olla de barro, se le pican cebolla y se rehogan con
aceite de oliva y vinagre.
- Por último, las
típicas patatas al calderillo: es el
plato típico de nuestra comarca. Plato de pastores, vaqueros y cabreros,
aunque hoy día esté de moda incluso en mesas más
exquisitas y comercializadas cara al turismo que nos visita. Su receta es la
siguiente: patatas «colorás» partidas en finas rodajas
guisadas en calderillo y fuego de leña, sal, pimientos, tomates, ajos y
pimentón de la Vera. Aseguro a aquellos que aún no las probaron
que si están bien guisadas y batidas, rebañarán el caldero
hasta el último bocado. Los cabreros, pastores y vaqueros llevaban en el
morral los «avíos» en contenedores hechos con cuernas de vaca
y herméticamente cerrados con tapones de corcho; así,
había una cuerna para el aceite y otras tantas para cada uno de los
«avíos»: sal, pimentón, etc.
Otro aspecto no escaso de nuestra gastronomía son los postres. Muchos de
ellos, ante el fácil consumismo de «preparados»
comercializados, hoy desgraciadamente sólo existen en el recuerdo,
sustituidos por esos insípidos preparados estandarizados de abrir y
comer; otros afortunadamente siguen fabricándose, aunque sea sólo
para fechas señaladas, como publicorios, bautizos y matanzas.
Así, por ejemplo:
- Cortaíllos, en forma de roeles y hechos
con harina, huevos, anises y azúcar, cocidos en horno de
leña.
- Flores, pasta finísima de harina y
huevos, troquelada con un instrumento en forma de flor y largo mango de
hierro.
- Natillas y arroz con leche, postres obligados
en matanzas y bodas que se preciaran de tal.
- Arrope, dulce hecho a partir de calabaza
endurecida con cal y melaza de higos negros.
- Buñuelos de huevos y harina
candeal.
- El Sopetón, rodaja de pan pringada en
aceite nuevo, tostada al fuego y espolvoreada con azúcar..
- Hornazo, bollo con huevo, miel y
azúcar.
- Palomitas, torta de granos de maíz
mezclados con miel y tostados en sartén.
- Calostros, especie de yogurt dulce a partir de
las primeras leches que dan las vacas después del parto.
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