Historia >> Gavilanes en la Baja Edad Media



10. Gavilanes en la Baja Edad Media

Al alejarse la frontera del Tajo al sur de Despeñaperros, Ávila y su alfoz dejan de tener la gran importancia que protagonizaran en los siglos anteriores como «territorio de frontera», con las consecuencias y problemas que de ello se derivan. En consecuencia, toda nuestra comarca queda ya lejos del «espíritu de reconquista» que durante los siglos XI, XII y XIII había impregnado a toda su gente; consecuencia de ello es que nuestro pueblo, como tantos otros en nuestro valle, se dedicaría a poner en marcha los cultivos que poco a poco y con gran esfuerzo irían robando al monte, a acrecentar y cuidar la siempre próspera ganadería, abrir sendas y caminos que comunicasen con las aldeas vecinas, y en fin, lejos ya del peligro musulmán, a llevar una vida tranquila y relajada, sólo alterada por los pequeños y cotidianos problemas de su economía y subsistencia.

Mucho debió haber caído la vida en nuestros pueblos en el siglo XIV cuando Alfonso XI encarga al caballero «serrano» Gil Blázquez la reparación y repoblamiento de Nava la Solana, Navamorcuende, Las Torres y nuestro mismo Gavilanes..., «pasando en este mismo año 1330, a fundar é poblar las demás Navas de Ávila: Nava la Cruz, Mava el Moral, Nava Losa é otras fundasiones é reparaciones del dicho caballero Blasco el Grande é el Chico, entendida en aquellos tiempos é aún agora con el nombre de Navas de Ávila» (P. Fray Diego de Jesús, siglo XVI).

Narra el mismo fraile en su obra citada que por los años 1399, llegó a nuestra comarca el caballero abulense D. Juan Dávila y vivió durante veinte años en el vecino Nava la Solana (Pedro Bernardo), «é que tenia en el dicho lugar de Los Gavilanes la dehesa de Blasco Chico con su chorrera é que trajo muchos homes buenos en su compañía é en su servicio, que las familias que trujo fueron los Blázquez, Fernández, Díaz, González, Muñoz, Sánchez é otras, todas de esclarecidos linajes de Ávila».




Narrando pormenores, como el traje que vestían: «que su vestido é trage de usanza es de paño é calzas atacadas é que otras veces usa la golilla é que los demás homes buenos tambien las gastaban ansina; que las mugeres gastaban sayas largas é valonas en el cuello é tocas en la cabeza é trenzas en el pelo é otras cosas semejantes, é los homes, capas cortas de paño é zapatos con lazos é también gastaron después capas más largas é valonas en el cuello, é las mugeres jubones é sayas é mantillas todo de paño é calzas blancas é porque lo que llevo dicho en este parrafo lo alcamcé yo el autor é aún de presente sucede mucho de ello ansi, é que como toda esta región es muy alegre, de buen temperamento para la salud é de buenas aguas é buenos pastos dió motivo a que la población se aumentase é fuese creciendo cada dia más y más como tenia muchas gentes é muchos ganados, se aplicaron a hacer muchos heredamientos de prados é como estos iban en aumento vinieron muchos homes montañeses de las montañas de León a segar la yerba de los prados con las guadañas, é con este motivo frecuentaron su venida todos los años é algunos se quedaron de asiento sin volver a sus tierras. Sábese de cierto que las primeras familias que vinieron de los montañese fueron los Mansos, Arcos, Sierras, Rodríguez, Varderas é otras, é que éstas, unidas con las de los pobladores del lugar vinieron muchos añios é hicieron muchos heredamientos é les pusieron sus nombres para perpetuar memoria.»

Hasta aquí la narración del P. Fray Diego de Jesús, transcrita por el historiador D. Martín Romero, P.O.C., que abarca noticias de todo el siglo XIV en nuestra región.

En el próximo apartado trataremos de analizar el intenso proceso de señorialización del alfoz de Ávila, proceso que viene arrastrando ya desde la segunda mitad del siglo XIII, todo el XIV, para culminar definitivamente en el XV. Nuestra comarca, y sigo al profesor D. Carmelo Luis López, en el siglo XIV estaba en la misma situación que Valdecorneja a mediados del siglo XIII, es decir, fruto maduro y apetecible para pasar a formar un señorío con el que la monarquía premiara los servicios de la más poderosa aristocracia.

En consecuencia, Enrique III, el 14 de octubre de 1393, concede cartas de Villazgo a las aldeas de La Adrada, Arenas de San Pedro, Candeleda, Castillo de Bayuela, La Puebla de Santiago de Arañuelo y El Colmenar (Mombeltrán), segregando sus términos del alfoz abulense y entregando las seis nuevas villas a su Camarero Mayor D. Ruy López Dávalos, el que será posteriormente Condestable de Castilla.



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