La historia de Gavilanes comienza con los albores de la Humanidad,
atestiguado por los continuos y abundantes descubrimientos de útiles
líticos en sus campos y cerros (hachas de piedra, raederas, puntas de
flecha, etc.), así como utensilios de cobre y bronce.
La Edad del Hierro está representada por diversos castros y una
necrópolis con enterramientos de urnas con depósitos de adornos y
armas de esta cultura. Varias villas romanas evidencian la presencia y estancia
de esta civilización en nuestras tierras. Pero es a partir del
año 1100 en el que el caballero serrano abulense Blasco Jimeno "el
Grande" repuebla y funda los pueblos del valle del Alto Tiétar.
Ya en el siglo XIV el nombre de "Los Gavilanes" aparece en el
Libro de la Montería del rey Alfonso XI. Este mismo rey encarga
al caballero Gil Blázquez la reparación y repoblación del
pueblo.
En el año 1393, Gavilanes se incorpora al señorío que se
crea en la villa de Mombeltrán para premiar los servicios del noble Ruy
Lope Dávalos, pasando en el 1438 los derechos al condestable de
Castilla, D. Álvaro de Luna, hasta la ejecución del valido,
recayendo esta vez la posesión en el duque de Alburquerque, D.
Beltrán de la Cueva, permaneciendo en dicho estado hasta el año
1830.
Fecha clave para Gavilanes es el año 1703, en el que, a través
del Pacto de la Concordia, incorpora jurisdicción propia,
anexionándose la mayor parte del despoblado Las Torres.
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