Historia >> Gavilanes durante el reinado de los Reyes Católicos



12. Gavilanes durante el reinado de los Reyes Católicos

Ávila y su provincia vivió con gran intensidad la compleja etapa de la historia peninsular del siglo xv. A los abulenses les tocó vivir en este siglo una etapa trascendental. En sus iglesias y palacios, en sus campos y tierras, se palparon con intensidad de primera mano destacados acontecimientos históricos. El apoyo de la ciudad y provincia y la lealtad de los abulenses hicieron posible en gran parte la promoción y ascensión al trono de Castilla de la princesa Isabel.

La nobleza abulense del siglo XV intervendrá activamente en muchos de los acontecimientos de la época: guerra de sucesión entre «La Beltraneja» y doña Isabel y las consiguientes revueltas nobiliarias.

Nuestras gentes, enroladas en las huestes del duque de Alburquerque, es posible que intervinieran en la recuperación de Madrid, Huete o Atienza de los partidarios del portugués, y que asegurasen la fortaleza de Trujillo o vencieran en Toro. Todo es posible, pero lo que sí es seguro es que nuestros vecinos siguieron apegados a su economía ganadera y agrícola como base de su vida diaria, completándola con esporádicas capturas de caza mayor y menor. La importancia de la caza en las tierras de Ávila se acredita por el amplio trato que de las mismas se hace en las Ordenanzas de Avila de 1485. Se establece la protección que debe guardarse a aves cazadoras, azores, gavilanes, halcones, etcétera. La Ordenanza 86 tenía más alcance y preveía normas para su alimentación. Los carniceros expenderían «carnes para las aves caçadoras» todo el año, salvo viernes, sábados y Cuaresma en las carnicerías «chisttanegas»: sólo los viernes en las «judiegas» y únicamente los sábados en las musulmanas. No deja de ser insólito que el ritual de venta y consumo de carnes y la regulación de competencias entre carniceros de las tres religiones se extendiera incluso a la ceba de aquellas aves, beneficiándose de la convivencia medieval cristiano-judeo-islamita para no pasar sin carne ni aun los días de fiesta o abstinencia de sus dueños. También en las Ordenanzas prohibían cazar en «tiempos de nieves», y vedaban la caza en tiempos de agraz o uva, mientras las viñas estuvieren con esquilmos.

Que había una importante población de judíos en nuestra comarca por aquellas fechas, queda demostrado en el censo de «Aljamas», dentro del obispado de Ávila, del año 1479 y su contribución monetaria al mismo. «El Aljama de Arenas, 1.000 maravedíes. El Aljama de los judíos de Navamorcuende, 900 mrs. El Aljama de Colmenar, 2.500 mrs. (recordemos que Gavilanes dependía económica y eclesiásticamente de esta iglesia).» Así que si veis en vuestros paseos por Gavilanes alguna nariz demasiado aguileña, puede que sea herencia de aquellos 2.500 maravedíes cotizados al obispado de Ávila.

Otro fenómeno que alcanza extraordinario auge en este siglo son los periódicos mercados y ferias en ciertos lugares estratégicos o de paso, siendo los más próximos a nuestro pueblo los de Mombeltrán, Lanzahíta y Casavieja. Estos mercados no se limitaban a la venta de mercaderías, sino que constituían lugar de cita, de contratos y negocios comerciales. Allí también se voceaban los pregones de las Ordenanzas Reales, Cédulas y Pragmáticas, bandos municipales, así como pregones solicitados por particulares.




De la abundancia de negocios y transacciones dan fe los distintos dineros, blancas, maravedíes y reales encontrados por mí en estos lugares. Se comentaban en mentideros y corrillos los últimos acontecimientos locales y nacionales: bodas, nacimientos y muerte de los distintos vecinos de las aldeas limítrofes o aquellos que interesaban a todo el reino, como el final de la guerra de Granada, conquista de Nápoles, o un cierto rumor del descubrimiento de un nuevo mundo por tres carabelas de Castilla; y luego, a la caída de la tarde, ya cerrados tratos y contratos, vendrían, al son de bigüelas, gaitas y rabeles, bailes y cantos, aderezados con vino de pitarra, donde no faltaría alguna riña entre mozos, o mejor, algún enamoramiento y posterior contrato y palabra de boda; y a la mañana, cada uno, a pie, en burro o a caballo, regresarían a su aldea a proseguir el quehacer diario.

En el Archivo Municipal de Mombeltrán, carpeta número 9, y fechado en diciembre de 1488, existe un documento por el que los Reyes Católicos confirman al Concejo la concesión de «Villa». Las consecuencias de este acontecimiento son de gran importancia para la villa, pues se le concede autonomía administrativa con algunas exenciones fiscales, se le amplía el término con nuevos lugares y se le otorga la facultad de hacer un mercado semanal todos los sábados y una feria anual de quince días a partir del día de Todos los Santos.

Como vemos por este documento, Mombeltrán afianza su independencia de Ávila ciudad, y por rebote, todas las aldeas situadas en su señorío, incluido, claro está, Gavilanes. Este documento, tal como se nos ha conservado, es para mí el más interesante de todos los archivados en el Ayuntamiento de Mombeltrán, no sólo por su contenido jurídico, sino por un cierto toque artístico. Para ello se recurre a la iluminación de algunas letras capitales con motivos florales o animales, no exento de cierta gracia e ingenuidad.



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